“Sentirse en los tiempos de Imperio Romano”. Así es como se sienten muchos de los visitantes de la ciudad de Pompeya.
Lo que destruyó la ciudad ha ayudado a conservarla a lo largo de los siglos. Nos referimos a las toneladas de cenizas que sobre ella se acumularon en tan poco tiempo y que la sepultaron bajo una capa de 6 metros de profundidad. Se calcula que el Vesubio pudo estar arrojando 50 toneladas por segundo de materiales volcánicos. Esto sucedió en el año 79 y hasta el siglo XVIII no comenzó la excavación de Pompeya. Esto fue posible por la iniciativa del que luego sería Carlos III de España.
Actualmente están excavados dos tercios de la ciudad, dejando a la luz una ciudad romana completa del siglo I d.C.
Al no ser descubierta hasta mucho tiempo después ha supuesto que no haya mezcla de otros asentamientos más modernos.
La visita a Pompeya se presenta como si nos trasladaran a una ciudad despoblada en la que podemos entrar en todos sus rincones.
Podremos visitar varios templos como los de Apolo, Júpiter o Isis.
También quedan los lugares donde se divertían como el anfiteatro, el teatro grande o el odeón.
Además podemos visitar sus tiendas y sus tabernas. De estas quedan los mostradores con cuencos de cerámica encastrados. Aquí guardaban lo que hoy conocemos como las raciones.
Las pinturas subidas de tono
Conocemos Pompeya por la infinidad de representaciones eróticas que han quedado pintadas en las paredes.
Un lugar mítico para ver estas pinturas es el lupanar. Este es uno de los más 30 que había en la ciudad. Hoy en día estos locales se conocerían como prostíbulos. Tenía dos plantas y fue construido expresamente para casa de citas. En el interior podemos ver las alcobas con sus camas de obra incluida almohada. Pero más impactante son las pinturas eróticas de las paredes en las que aparecen todo tipo de posiciones en la cama.
Este edificio es uno de los más visitados y de los que ha restituido sus techos para hacernos una idea más fidedigna.
Pompeyanos
Una de las cosas por las que es más conocida Pompeya es que quedan las figuras de 2000 ciudadanos. Decimos figuras porque están realizadas en yeso. Cuando se empezó a excavar se descubrieron huecos en la ceniza. Estos huecos fueron rellenados con inyecciones de yeso y se consiguió obtener el molde de lo que fue el cadáver. La ceniza cubrió todo. Muchos fueron sorprendidos en sus casas que se desplomaron por el peso, otros quedaron en las calles. La ceniza caliente provocó que los cuerpos se consumieran y quedara sólo la burbuja de gases de la combustión. Gracias a esto podemos conocer los últimos momentos de pánico. Hay personas cubriéndose la boca, protegiendo a sus hijos, agachados para intentar evitar el desastre.
¿Por qué no huyeron?
Sabemos que la erupción duró probablemente un día. Ya 17 años antes había habido un devastador terremoto. Al igual que ahora se justificó con el enfado de los dioses. Además a todo ser humano le cuesta abandonar su hogar pensando que esta situación se podía solucionar. Muchos se refugiaron en sus casas creyéndose seguros en ellas. La fatalidad les sobrevino cuando los tejados no resistieron el peso de las cenizas.
Cosas romanas: cosas de ahora
Parece increíble la similitud de los problemas de ahora y los que tuvieron estos ciudadanos del Imperio Romano.
Lo vemos nada más entrar a la ciudad por la llamada puerta Marina. Las calles están pavimentadas, tienen aceras y están ligeramente abombadas para que el agua no se acumule en charcos. Tienen fuentes públicas y hasta pasos de cebra, eso sí, a su manera. Son tres piedras planas que forman una hilera cruzando trasversalmente la calle de acera a acera. Los peatones pompeyanos no necesitarían bajar así a la calzada.
Pero una de las cosas más llamativas es que quedan infinidad de casas en muy buen estado de conservación. Por todo lo hallado es posible conocer a sus moradores. Tenemos el ejemplo de la casa de fontana pequeña o de los Vettii.
Aún están los grafitis en las paredes con comentarios como:
“Si defeca aquí, tenga cuidado con la maldición. Si se mira hacia abajo de esta maldición, puede tener un airado Júpiter de un enemigo”.
O esta otra:
“Celadus, el gladiador tracio, es el deleite de todas las chicas”.
O una muy atrevida:
“Metí la pata con un montón de chicas aquí”.
La visita
Recomendamos visitas al menos por un día, y si se puede y si queremos empaparnos de la ciudad hay que ir en uno de esos viajes que te enseñan mil cosas y solo pasan un par de horas por la ciudad.
Recuerda que puedes realizar la visita ayudado de la audioguía La vida romana en Pompeya de AudioViator.